Acerca de mi escuela

La escuela preparatoria popular Emiliano Zapata fue el fruto del esfuerzo de profesores, estudiantes y padres de familia por crear un centro de educación media superior de alta calidad académica que atendiese a una demanda educativa creciente y que vinculase su quehacer académico y político con los principios de la reforma universitaria.
Si bien los enemigos de la reforma y la universidad intentaron descalificar este esfuerzo en sus momentos iniciales, el tiempo se ha encargado de demostrar lo erróneo de las críticas que en ese tiempo se le hicieron pues el nivel académico que ha alcanzado y la calidad de sus egresados son hoy realidades indiscutibles.
En la actualidad, la Emiliano Zapata es una de las mejores demostraciones de que el bachillerato universitario público puede competir ventajosamente con la educación privada y gubernamental, lo cual ha servido para desmentir a quienes en determinados momentos han llegado a plantear la necesidad de separar el bachillerato de las universidades, con base en supuestas razones académicas.
Creación y desarrollo de la preparatoria
a5g11n6Corría el año de 1969; todavía estaba fresca la efervescencia originada por el movimiento estudiantil y popular de 1968 y vigentes los principios, los deseos de cambio académico y los anhelos de justicia social que habían caracterizado al movimiento de reforma universitaria, iniciado en Puebla casi una década atrás.
En la Universidad Autónoma de Puebla se respiraba un ambiente revolucionario. Los estudiantes se encontraban conformados en comités de lucha en cada una de las escuelas de la institución. El marxismo comenzaba a penetrar en la universidad. El movimiento de reforma universitaria, que había comenzado en 1961 y había pasado por etapas definitorias en 1964, 1967 y 1968, se encontraba en el apogeo de su ímpetu transformador. Los profesores discutían abiertamente con sus alumnos las teorías más subversivas del momento. Las imágenes del Che Guevara, Fidel Castro, Francisco Villa, Emiliano Zapata y otros revolucionarios, tanto internacionales como mexicanos, aparecían en murales pintados en las instalaciones universitarias. Se sentía que la revolución socialista estaba a la vuelta de la esquina.
En contrapunto con este ambiente, la demanda de educación media superior rebasaba con mucho la oferta educativa que eran capaces de brindar las escuelas preparatorias diurna y nocturna, los dos únicos bachilleratos universitarios que había en la época. Ese año fueron más de un millar los aspirantes a preparatoria que no pudieron ingresar por falta de cupo. Por otro lado, aunque existía la preparatoria nocturna, en realidad funcionaba en turno vespertino y no existía ninguna que atendiese a los trabajadores después de que cumplían su jornada laboral, lo que se contraponía con lo postulado por la reforma universitaria.
Fue necesario entonces que los estudiantes rechazados en las preparatorias, sus padres y estudiantes de carreras profesionales, se organizaran para fundar en la UAP una nueva escuela de nivel medio superior. Idea novedosa la creación de una escuela de este tipo pues era algo que no concordaba con la línea institucional.

Nacimiento de la escuela

a5g11n5En 1969, un grupo de estudiantes de carreras profesionales, imbuidos del espíritu de la reforma universitaria, organizaron la denominada Comisión organizadora de la preparatoria popular. La iniciativa partió del estudiante de filosofía Alfredo Romero Palma, miembro del Partido Comunista Mexicano (pcm), quien la planteó a las células estudiantiles de ese partido que funcionaban en su propia escuela así como en la de economía. La idea fue inmediatamente aceptada y a ella se sumó también el grupo maoista que entonces existía.
La comisión la integraron el propio Alfredo Romero Palma, Luis Ortega Morales, José Luis Meléndez Domínguez, Silvestre Angoa Amador, Jorge Sánchez Zacarías, Alberto Montero, Jorge Méndez Spinola, Marco Antonio Sánchez Daza y otros más.
El edificio que actualmente ocupa la preparatoria Emiliano Zapata. Ahí se habían ubicado el hotel de las diligencias, el primer telégrafo electromagnético, un hospital, la Universidad Femenina y el instituto Washington, antes de ser adquirido por la BUAP el 11 de julio de 1985.
Este grupo se dio a la tarea de organizar a los alumnos no aceptados en las preparatorias y a estudiantes de otras escuelas superiores a fin de comenzar a impartir clase en el edificio Carolino. Para ello contaron con el entusiasta apoyo de los padres de familia, interesados en la educación de sus hijos.
Fue así que, en la segunda mitad de 1969, comenzó a funcionar la escuela con 617 alumnos de primer ingreso, distribuidos en once grupos, atendidos por una planta docente de 88 profesores de hora clase: catorce titulados, trece pasantes y 61 estudiantes de carreras profesionales de la propia universidad. Ninguno de ellos cobraba sueldo.
Los padres de los alumnos, para coadyuvar a resolver los problemas que se presentaban, se organizaron en una sociedad de padres de familia encabezada por los señores Víctor M. Cuéllar Fernández, Octavio Villarreal Soriano y Juan Morales “don Juanito”. Éste último se apegó tanto a la escuela que terminó siendo el prefecto de la misma hasta su jubilación en 1993.
a5g11n3La confrontación universitaria entre las fuerzas conservadoras, agrupadas, en el Frente Universitario Anticomunista (fua), y los partidarios de la reforma universitaria se encontraba en una fase álgida. En este ambiente, la creación de una preparatoria popular no era bien vista por el conservadurismo. Desde las cúpulas clericales y empresariales de la ciudad se orquestó una intensa campaña de difamación. En su contra se argumentó que era una escuela para retrasados mentales, porque estaba formada con los alumnos rechazados de las otras preparatorias; sin ningún sustento y sin ofrecer pruebas de ninguna naturaleza, se acusó a sus profesores de ser promotores de la prostitución y la drogadicción. La prensa de la época se hizo eco de todas estas calumnias.
Los miembros del fua veían a los estudiantes, profesores y padres de familia de la preparatoria popular como sus enemigos y tenían razón. Esta escuela nació enarbolando la bandera de la reforma universitaria y en las movilizaciones y confrontaciones que se generaron en esos días, la comunidad preparatoriana formó siempre en primera fila.
El primer motivo de confrontación de la nueva preparatoria con el fua fue por una causa aparentemente trivial: desde muchos años antes, los estudiantes de niveles superiores se habían abrogado el derecho de novatear a los alumnos de nuevo ingreso. Aparte de raparlos, las novatadas consistían en acciones humillantes de la condición humana tales como el paseo de perros, que era llevar a los alumnos nuevos semidesnudos por las calles del centro de la ciudad; los corridos, que consistían en obligarles a robar en los comercios aledaños a la universidad para proporcionar cigarros, refrescos u otros artículos a los alumnos de niveles superiores y el empeño de perros, que consistía en obligar a los alumnos nuevos a invitar a comer a los antiguos en restaurantes lujosos y, si no tenían para pagar la cuenta, quedarse empeñados hasta que sus familiares pudieran rescatarlos. Todo esto era promovido principalmente por los miembros del fua. Desde el primer momento, los alumnos de la popular se negaron a ser víctimas de tales actos de barbarie, organizándose para llegar por grupos de diez o más al edifico Carolino y así evitar ser víctimas aisladas. Años después, los egresados de la Emiliano Zapata fueron los principales promotores de la eliminación de las novatadas en las escuelas profesionales. Esto adquiere importancia si se considera que el temor a esta práctica había sido la causa de que muchos estudiantes desertaran de la universidad, frustrando así su proyecto de vida.
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El 30 de enero de 1970, el doctor Rolando Revilla, miembro de la junta administrativa que entonces gobernaba la universidad, expuso ante el consejo universitario el problema generado por la falta de cupo en los salones de la diurna y la nocturna para atender a los que acudían a la preparatoria popular. El 12 de febrero de ese mismo año, se planteó la disyuntiva en el consejo de integrar los alumnos de la popular a las preparatorias Benito Juárez o constituirla en una preparatoria distinta. El acuerdo fue por la segunda opción y así fue legalizada la existencia de la escuela preparatoria popular Emiliano Zapata.
Junto con lo anterior, el Consejo acordó que los profesores darían clase sin sueldo, pues la escuela no se encontraba incluida en el presupuesto universitario. Esta situación se mantuvo dos años y fue hasta el inicio del año lectivo 1972-73, cuando ya había egresado la primera generación de la escuela y se había demostrado en los hechos que su proyecto era viable, cuando los profesores pudieron ¡por fin! percibir sus salarios.
Sin embargo, a los profesores, el no contar con un sueldo no les había preocupado mucho pues, a la mayoría, más que la posibilidad de cobrar, les motivaba la inquietud por lograr que la educación media superior y superior pudiese llegar a las clases más desprotegidas de la población, además de contribuir a la transformación de los planes de estudio y los métodos de enseñanza entonces vigentes.
Aspectos académicos
En la actualidad, la preparatoria Emiliano Zapata cuenta con uno de los niveles académicos más altos, tanto de la universidad como del estado.
Desde su fundación, los aspectos culturales fueron prioritarios en la escuela. En los patios del Carolino, en el auditorio de La Reforma y en el zócalo de la ciudad fueron organizados conciertos con Oscar Chávez, José de Molina, Gabino Palomares, Amparo Ochoa, Tania Libertad, Mercedes Sosa, Chava Flores, Atahualpa Yupanqui, Carlos Ancira y otros artistas de igual renombre, sin cobrar un solo centavo a quienes asistían. A otros eventos culturales asistieron familiares del general Emiliano Zapata, así como el líder ferrocarrilero Valentín Campa, el teólogo de la liberación, Sergio Méndez Arceo y el ingeniero Luis Rivera Terrazas.
Al final del pasillo de las catacumbas fue instalada la biblioteca de la escuela, que hoy lleva el nombre de Juan Rulfo.
La Zapata fue la primera escuela en profesionalizar en 1970 a su planta docente. El significado de profesionalizar no se refería exclusivamente a que los docentes tuvieran categorías laborales de profesor de carrera sino también a que los estudios con los que contaban concordasen con las asignaturas que impartían.
La escuela fue también una de las principales impulsoras de la actualización de los planes de estudio, todo ello con la finalidad de adecuar la enseñanza preparatoria a las necesidades del país y la región. A este respecto, en la popular se organizaron dos Congresos Académicos de la Educación Media Superior, uno en marzo de 1977 y el otro en septiembre de 1980, en los que, aparte de hacer un balance de la vida de la preparatoria, se analizaron temas como la reforma del mapa curricular del bachillerato universitario, la democratización de las formas de gobierno interno y la actualización de los métodos didácticos utilizados por los profesores.
Actualmente, merced al esfuerzo conjugado de estudiantes, profesores y directivos, la Emiliano Zapata cuenta con un nivel académico de excelencia y compite con éxito con los mejores bachilleratos del país, tanto universitarios como particulares.
(El presente texto es un fragmento del artículo: “Escuela preparatoria popular Emiliano Zapata”, publicado por Walter Fernando Vallejo Romero en la Gaceta “Tiempo Universitario”, en su año 5, núm. 11 el 6 de junio de 2002)



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